lunes, 5 de agosto de 2013

Para tranquilizar los nervios de los jerarcas religiosos


Siguiendo con el diálogo civilizatorio hemos de decir que en el Aiki Chamánico, como en
muchas de las disciplinas y caminos que están descubriendo al chamanismo, la videncia,
la Magia y las artes marciales como una coherente y poderosa vía de desarrollo de su ser,
no nos interesa imponer cultos y ritos o dioses específicos. De hecho no practicamos ni
ritos ni cultos, sino disciplinas del cuerpo y la mente, porque es lo que tenemos a la mano
los seres humanos, para volver coherente, aprehensible, manejable, controlable, nuestra
propia energía y las energías de la naturaleza y las estrellas. Si alguien que maneja estas
disciplinas de la energía quiere adorar a Cristo, a Buda, a Mahoma o al Dios que quiera,
es libre de hacerlo.
Decimos que el Aiki Chamánico se deriva históricamente del Shintoísmo Japonés y de los
cultos mesoamericanos, existentes en el sur de Estados Unidos, México, Centro y
Sudamérica, a Dioses como Manitu, Otontecutli, Huitzilopochtli, Xipe Totec, Kemsi,
Quetzalcóatl o Kukulkán, Bolon Yokte Ku, Viracocha o Huiracocha o el Águila o el Espíritu,
es dar un referente histórico y cultural. De hecho los pueblos de mesomérica no
dejaremos de rendirle culto a nuestros dioses, aún en la forma sincrética que han
adoptado con la forma de santos católicos, pero tampoco queremos imponerles algún rito,
culto o Dios particular, religión a fin de cuentas, sino aportar a mejorar la vida de la
humanidad a través de lograr con estas prácticas chamánicas, bienestar, salud,
relajamiento y desarrollo de su energía manejando poderes chamánicos.

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